Editorial.-
Tratar el tema de Bahía de las Aguilas es controversial. Múltiples intereses giran en torno al mismo.
Es un asunto que todavía no ha cumplido la adultez en el manejo social dominicano, pero sí ha sido el encanto para muchos.
Las opiniones llueven al granel, máxime después de conocerse la decisión del Gobierno Central en torno a la litis que por dieciseis años se mantiene en los tribunales dominicanos.
"Bahía de las Aguilas no será tocada", ése es el tema medular. Sabia decisión del presidente Danilo Medina y su equipo. Nuestro ecosistema se protege.
Pero aún hay sectores que opinan que el meollo del asunto no es precisamente el aludido, sino la obtención fraudulanta de unos títulos de propiedad sobre Babía de las Aguilas y sus contornos.
Nuestro Presidente es una persona juiciosa, y más tarde que temprano, frente a la situación aún oscura, habrá de decidir lo que más convenga a la nación.
Mientras tanto, la prudencia y la sensatez de todos los sectores involucrados debe primar, en ausencia de enrostrar calificativos impropios al Jefe de Estado, que de seguro ha actuado con la mejor intención. No tenemos dudas de eso.
La sociedad requiere una información transparente en torno "al negocio" que se hizo con la adquisición de los terrenos, los títulos y los beneficiarios. Porque todavía, aunque se haya dado una aparente solución, el "horno no está para calletitas".
