A pesar de existir dos cajas para el cobro del dinero en las expediciones de las Actas del Estado Civil en la sede de la Junta Municipal Electoral, una sola empleada es vista usualmente despachando a decenas de personas que se aglomeran en largas filas ante la sede de la institución.
Este viernes, después de las doce del mediodía, sólo operaba la caja número dos, pero la encargada de la misma se ausentó del lugar por más de 20 minutos, sin ninguna explicación a los usuarios del servicio que esperaban desesperados.
Todo aconteció cuando dicha empleada fue descortés en el trato a ciudadanos que requerían una explicación del porqué no había cambio para devolver y observó cuando se tomaba la foto que se publica en esta edición, como una forma de evadir la misma y no ser identificada en el presente relato.
Sin embargo, se trató específicamente de la empleada que despachaba en la caja número 2, la cual, aparentemente, se dirigió al despacho de una de las Oficilías del Estado Civil, saliendo el Oficial del Estado Civil, una abogada, con la aviesa intención de impedir el trabajo periodístico, lo que no pudo lograr.
Tristemente, en un organismo de servicio público, donde a diario acuden centenares de personas a retirar documentos, y sobretodo, pagando las tarifas fijadas administrativamente, con lo que se pagan los sueldos de esos empleados, en gran medida, aparezcan "servidores públicos" que se creen amos y señores, maltratando verbalmente a los ciudadanos, como si esos lugares fueran fincas propias o sus empresas privadas.
La Junta Central Electoral, en todas sus ramificaciones, debiera evaluar concienzudamente el proceso de reclutación de todo su personal, alejados de politequería o partidarismo, para que se dispense un buen trato al ciudadano común que frecuentan esas oficinas.