Editorial.- El 2012 se va y se convitirá en el viejo año.
Durante todo el año, ilusiones nacieron y se concretizaron, otras se esfumaron.
Ante todo, Dios ha estado presente, en medio justos e injustos, derramando gracia sobre gracia en abundancia.
Su grande amor trajo misericodias a todos los confines de la tierra.
En lo concerniente a dominicanos y dominicanas, les dio un nuevo Presidente para gobernar con justicia a su pueblo.
Pero además, nos ha librado de grandes caliminades naturales, aun en medio de Reforma Fiscal, alzas de precios en los alimentos y un Poder Judicial endeble ante el delito.
No obstante, el balance es más positivo que negativo.
El viejo año nos dejará el recuerdo de aquellas cosas que no fueron, pero que pudieron ser,.
Lo que no fue ya no será, todo quedó atrás.
Nuevos tiempos se asoman, vivamos en esperanza y dejemos el viejo año como el recuerdo del ayer.