Editorial
La comunidad nacional ha sido impactada en los ultimos dias por un enfrentamiento entre funcionarios del Gobierno de Danilo Medina Sánchez.
Es inverosimil que un funcionario enfrente a otro públicamente, por la toma de una decisión.
No se entiende como el director de Ética e Integridad Gubernamental aconseje al Procurador General de la República, a
que no sea selectivo en sus investigaciones.
Obviamente, se refiere al caso del senador por San Juan de la Maguana vinculado con supuesto enriquecimiento ilícito, en la Administración del Estado.
Otro ingrediente es la reacción virulente del ex-procurador general de la República y Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo en el pasado gobierno, en contra de la decisión de Domínguez Brito.
La prudencia, al parecer, no se vislumbró en la posición de Marino Vinicio Castillo al cuestionar la decisión que solicita revocar el auto de archivo de la investigación penal, contra el senador peledeísta.
Se podría entender la postura de Abel Rodríguez del Orbe, en su condición de abogado de Félix Bautista, pero no así la de Vincho Castillo.
Las reacciones encontradas han provocado sorpresas progresivas en toda la sociedad, que sin dudas, han llegado a las entrañas mismas del poder político.
Frente al impasse, el presidente Danilo Medina Sánchez mantiene su equidistancia. Pero más temprano que tarde, el mandatario tendrá la última palabra de este innecesario enfrentamiento.